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¿Por qué perlas de

los Mares del Sur?

A lo largo de los siglos, las perlas han adquirido una rica y variada historia. Encontrar una perla era considerado un milagro de la naturaleza. Con el paso de los años, el hombre desarrolló el proceso de cultivo para ayudar a esta gema única a prosperar. Hoy, la mayoría de las perlas vendidas en el mundo son cultivadas.

 

De entre todas las perlas del mundo hay unas que son las más preciadas y veneradas. En las cristalinas aguas donde la temperatura es suave y existen unas óptimas condiciones atmosféricas, hay una perla con una extraña perfección que deja una impronta para siempre: la perla de los Mares del Sur.

 

La perla de los Mares del Sur es un trabajo de amor, de permanecer dos años silenciosos dentro de la ostra creciendo; de la Pinctada máxima (conocida como labio de plata o de oro) y de la Pinctada margaritífera (conocida como labio negro). Al dar a luz, este pequeño milagro de la naturaleza es merecedor de su larga espera.

 

Cada perla es juzgada y valorada por:

La forma: las perlas de los Mares del Sur aparecen en una gran variedad de formas, lo que hace de ellas una gema difícil de clasificar sin la ayuda de un ojo experto.

Es un producto de la Madre Naturaleza, por lo tanto cada perla es individual y única.

Su forma puede ser: Redonda, Semi-Redonda, Oval, Botón, Barroca y Anillada. 

 

El tamaño: estas perlas son conocidas por su gran tamaño, desde 8,5 mm. a 20 mm.

La ostra "Pinctada Máxima" es la más grande de su especie, y la "Pinctada Margaritífera" también alcanza un tamaño similar.

Las perlas generalmente se miden usando un calibre que tiene una exactitud de 0,01 mm.

El lustre: como en todas las cosas, la belleza proviene del interior y la mayor virtud en una perla de los Mares del Sur es su lustre, que es la combinación de brillo en la superficie y brillo interno (iridiscente). Las perlas de los Mares del Sur están hechas de muchas capas finas de una sustancia cristalina llamada nácar, que se compone de los materiales orgánicos (conquiolina) e inorgánicos (aragonito) segregados por el animal vivo de la ostra. La calidad y el espesor del nácar da a la perla su luminosidad y su reflejo.

Este efecto se denomina Oriente, la combinación del reflejo de la luz en su superficie y la luz reflectante hacen a esta gema única.

El lustre se considera el alma de la perla.

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